Inmaculado Corazón de María

Misioneros de los Sagrados Corazones de Jesús, María y José

Hijo de Dios

11 VIERNES Feria (Morado) (Blanco)
Lecturas: Jeremías 20, 10-13 | Sal 17, 2-7
Evangelio según San Juan 10, 31-42

  • Hoy puede celebrarse la Misa de Santa María junto a la cruz (Blanco)
    Lecturas: Romanos 8, 31b-39 | Sal 17, 2-3.5-7.19-20
    Evangelio según San Juan 19, 25-27

Evangelio según San Juan 10, 31-42 Los judíos tomaron piedras para apedrearlo. Entonces Jesús dijo: «Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?».

Los judíos le respondieron: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios».

Jesús les respondió: «¿No está escrito en la Ley: Yo dije: Ustedes son dioses? Si la Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra -y la Escritura no puede ser anulada- ¿cómo dicen: “Tú blasfemas”, a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: “Yo soy Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre».

Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero él se les escapó de las manos. Jesús volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado, y se quedó allí. Muchos fueron a verlo, y la gente decía: «Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad». Y en ese lugar muchos creyeron en él.

Crean en las obras. La presencia de Dios es evidente y deja evidencias… se nota, hay cambios. Se ve. La presencia del Reino es como una semilla imperceptible, que va creciendo (y cuando va creciendo va ocupando espacio… y se nota), es como la levadura.. va hinchando la masa.. es como “la piedrita en el zapato”… Su presencia genera cierta incomodidad. 

Jesús irrumpe en el cotidiano de los judíos (y su cultura) con nuevos modos, nuevos criterios, nuevas opciones. Y molestó.  “Gajes del oficio” para quienes lo seguimos. Estamos a una semana del Viernes Santo, buena oportunidad para rezar nuestras obras, las evidencias en el cotidiano y sus consecuencias… y volver a encauzarnos en éste camino pascual.  ¿Hacemos las obras del Padre? ¿Somos conscientes que así como Jesús, somos enviados a una misión?

Evangelio según San Juan 19, 25-27

Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo.» Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre.» Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.

Jesús se olvida de sí mismo incluso en aquel momento crucial y piensa en su madre, piensa en nosotros. Ante todo, ¿confía su Madre al discípulo, como parece sugerir san Juan, o más bien confía el discípulo a su Madre?

En cualquier caso, para el discípulo María será siempre la madre que el Maestro agonizante le ha confiado; y para María el discípulo será siempre el hijo que su Hijo agonizante le ha confiado y al que estará espiritualmente cercana sobre todo en la hora de la muerte. Junto a los mártires agonizantes estará siempre la madre, que está en pie, junto a su cruz, para sostenerlos.

ORACIÓN

Jesús y María, habéis compartido totalmente el sufrimiento:  Tú, Jesús, en la cruz; y tú, Madre, a los pies de la misma. La lanza ha traspasado el costado del Salvador y la espada ha traspasado el corazón de la Virgen Madre.

En realidad, hemos sido nosotros con nuestros pecados los que hemos causado tanto dolor. Aceptar nuestro arrepentimiento, nuestra debilidad, que siempre corre el riesgo de traicionar, renegar y desertar. Aceptar el homenaje de fidelidad de todos los que han seguido el ejemplo de san Juan, que permaneció valientemente junto a la cruz. Jesús y María, les doy el corazón y el alma mía. Jesús y María, asísteme en mi última agonía. Jesús y María, que entregue en paz junto a vosotros el alma mía.

Inmaculado Corazón de María

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