Miércoles 12 de Marzo. Tiempo de Cuaresma.
Jonás 3, 1-10 | Sal 50, 3-4.12-13.18-19
Evangelio según San Lucas 11, 29-32
Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: «Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.»
Jesús pide una adhesión incondicional a él, al mismo tiempo que propone una forma de vida que va mucho más allá que lo que los judíos estaban acostumbrados siguiendo el Antiguo Testamento. Es comprensible entonces que le pidan a Jesús que muestre una credencial, «un signo» del cielo, que lo acredite como verdadero enviado de Dios. Esta petición -como lo afirma san Pablo- es muy propia de los judíos.
Jesús responde diciéndoles que «no se les dará otro signo que el de Jonás». Según el relato del Antiguo Testamento, durante siglos Dios estuvo enviando profetas al pueblo de Israel, pero estos no fueron escuchados, en cambio cuando envió al profeta Jonás a predicar a los paganos, éstos se convirtieron por su predicación, aunque este predicó un solo día y ellos no habían visto ningún «signo». También la reina del sur, extranjera y pagana, sin haber visto ningún «signo», cuando oyó hablar de la sabiduría del rey Salomón viajó desde muy lejos para escucharlo.
Por estas razones, a los contemporáneos de Jesús se les mostrará el signo que es Jonás: la enseñanza de Jesús será predicada entre los paganos y éstos la aceptarán, mientras que los contemporáneos de Jesús no escuchan ni aceptan al que es mucho más que el profeta Jonás y que el rey Salomón.
Extraído de La obra de Lucas Pbro. Luis Heriberto Rivas Teólogo Lic. en Sagradas Escrituras
Para profundizar en el corazón: No alcanza con ser creyente sino más bien tener un corazón sencillo y abierto para reconocer a Jesús, en medio nuestro.
Pidamos entonces; a Jesús, dame un corazón manso y humilde como el tuyo. Al Inmaculado corazón de María, se la salvación del alma mía y a José, justo corazón de San José infunde el mío de amor y fe.